Humedad: la patología casi incurable de la edificación.
Las humedades estructurales pueden ser el origen de graves problemas en la edificación. Causan pérdida de solidez en los muros de carga y afectan directamente a la seguridad de edificios, viviendas y construcciones. La causa principal es la acumulación de agua que se filtra en los cimientos. Normalmente, es el nivel freático de la zona el que genera este problema, pero si además de este parámetro añadimos años especialmente lluviosos y/o lluvias torrenciales se agrava esta situación. La humedad que se genera asciende por las paredes de mampostería porosa o permeable y termina no sólo afectando revestimientos exteriores, sino también el interior. Así, en yesos y escayolas se producen grietas, goteras, inundaciones, manchas de humedad, mohos, bacterias, malos olores y podredumbre de los objetos de madera. Además, si la subida del agua lleva los minerales del suelo se producirán efectos secundarios.
La humedad es una de las patologías constructivas más frecuentes, producida por cinco razones distintas:
Humedad de construcción o de obra: es la causada por el agua que se utiliza durante el proceso de edificación. Depende de las condiciones climáticas del lugar de la obra y la estación en la que se construye, el agua puede tardar semanas o meses en secar. Si el secado no es total o se impide la evaporación normal, el agua residual queda retenida en los materiales y más tarde aparece en diferentes patologías, como eflorescencias y descascaramientos.
Por accidentes: Son comunes y producidas por defectos de diseño, malas construcciones o por falta de mantenimiento. Son las filtraciones por mala ejecución del techo, o filtraciones de cañería. Es indispensable retirar aquellos materiales que han perdido cohesión o están disgregados, y rehacerlos nuevamente.
Por condensación: Es la más desconocida de todas y que depende principalmente de la aislación térmica de la envolvente de la estructura. Este fenómeno se debe a las bajas temperaturas, al frío interior que se produce por debajo de la temperatura de rocío (-2ºC), lo que causa que el vapor de agua contenido en el interior se condense en los muros interiores de la envolvente (muros exteriores de fachadas o patios), o eventualmente, en el techo.
Por lluvia: Debido a las condiciones climatológicas que se han visto recientemente, es de gran relevancia la prevención de daños por lluvia hacia la construcción. Paredes agrietadas y moho tanto adentro como afuera del edificio son algunas de las consecuencias que deja la lluvia. Una edificación incluso podría colapsar si hay filtraciones de agua hacia los cimientos.
Humedad de suelo o capilar: Es la que se produce en terrenos donde hay agua de forma permanente, afectando al primer piso de la edificación. Se debe a que los materiales de la construcción absorben el agua del terreno a través de la cimentación. Asciende por la red de capilares de los paramentos hasta alturas que dependerán del tamaño de los capilares, de su forma y estructura, de la presión atmosférica y del potencial eléctrico del muro frente al agua.
Todas estas fuentes de humedad son una fuerte amenaza durante y después de la colación del concreto y durante la vida del edificio, es importante contar con materiales y técnicas que permitan construir y preservar la edificación con éxito en circunstancias adversas.
La prevención es la clave. Si durante el diseño del proyecto y la cimentación del edificio no se toman los debidos cuidados para evitar esta patología, una vez que la estructura ya en uso manifieste síntomas de humedad será casi imposible curarla del todo.